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lunes, 2 de abril de 2012

"La desigualdad y la violencia son dos caras de una misma moneda"

Lunes, 2 de Abril, 2012

Elena Simón, formadora feminista, considera que la igualdad y la equidad debe enseñarse en las aulas
Son las nueve de la mañana. La expectativa del día es la entrevista con una mujer que pone en su currículum que tiene un hijo y una hija. Su papel de madre junto a sus noticias académicas tienen un significado. Elena Simón, formadora feminista, analista de género y escritora española explica sus puntos de vista de una forma tan interesante como didáctica.
Para la formación de maestros y maestras en la enseñanza con enfoque de género y para reforzar la campaña de prevención de la violencia de género en las escuelas, el Ministerio de Educación ha traído a Elena, una voz que lleva más de 30 años en el trabajo y la búsqueda de la equidad y la igualdad entre hombres y mujeres.
¿Por qué usted pone en su biografía vital, junto a su experiencia profesional que tiene un hijo y una hija?
Porque mucha parte del tiempo vital de las mujeres está dedicado a la crianza y la educación, y hemos de contarlo en nuestros currículum, porque normalmente las mujeres nos hemos adaptado al mundo masculino. Ellos nunca dicen en su currículum si tienen hijos o hijas, porque eso no les lleva tiempo. Pero a nosotras nos lleva mucho tiempo, mucho tiempo.
De hecho, cuando se examina un currículum vitae de una profesional, muchas veces de una académica, hay en las publicaciones una interrupción en un tiempito y suele corresponder al tiempo de nacimiento de los hijos.
¿Por qué es importante una educación con enfoque de género?
Estamos dándonos cuenta que la desigualdad y la violencia son dos caras de una misma moneda. La moneda sería completa la violencia de género. Porque la desigualdad engendra violencia, entonces lo podemos constatar con estadísticas, pero también a simple vista. Podemos constatar que mujeres y hombres no tenemos las mismas posiciones sociales ni la misma consideración ni el mismo trato, y muchas veces ni las mismas oportunidades. En algunas cuestiones sí.
Por ejemplo, en la cuestión educativa tenemos las mismas oportunidades siempre que comparemos a los niños y niñas de la misma clase y condición. No se le niega la escolaridad a una niña por ser niña. Eso fue en nuestros tiempos, pero las oportunidades no es más que la igualdad formal. Quizás tenemos igualdad ante la ley y en teoría, pero luego en las prácticas tenemos desigualdad de trato, de condiciones, de todo.
Por ejemplo, las mujeres profesionales y madres a la vez tienen dos trabajos por lo menos. Es decir, están todo el día trabajando. Hacen una jornada de ocho horas, de nueve...luego se va sumando todo lo que se requiere de ella, que es trabajo no pagado, de ahí que yo nombre que tengo un hijo y una hija, porque los he criado yo sola y eso me ha llevado muchos años de mi vida. Es importante, porque si desarmamos la desigualdad, desarmaremos la violencia. Esto no es para mañana. No es una cuestión a corto plazo. Es una cuestión a medio y a largo plazo.
¿Cómo se manifiesta esa desigualdad en la escuela?
En la escuela normalmente y en todo el sistema educativo no aprendemos casi nada sobre la obra humana de las mujeres. Profesionales de cualquier rama, no hemos aprendido esto; hemos aprendido el canon académico que se trataba de aprender para llegar a ser periodista, economista o médica. Se trataba de aprender el conocimiento androcéntrico, es decir, que ha emanado de la vida y de la obra de los varones con poder. Entonces, eso estamos transmitiendo a los niños y a las niñas actualmente. Aunque lo simplifiquemos a nivel de la escuela media y básica, se está transmitiendo superioridad del varón con respecto a la mujer. Entonces, aunque nosotras aprendamos el mismo currículum, estamos aprendiendo a la vez, de alguna manera, sumisión al modelo, que es el modelo masculino.
El lenguaje traduce el pensamiento y si el pensamiento es de inferioridad-superioridad, el lenguaje lo traduce y lo crea también, porque es simbólico. De manera que el lenguaje en la escuela tendría que ser igualitario. Los contenidos, los procedimientos y las actitudes. Contemplar también la obra de las mujeres y que los niños, los varones, entiendan que las mujeres son seres humanos equivalentes a ellos y que solo nos diferenciamos, ellos y nosotras, en los atributos sexuales y reproductivos. Que no es cierto que las mujeres tenemos algo de menos, como dijo un padre de la ciencia, Freud. Y, sin embargo, es algo de más muy importante para la Humanidad.
¿Cuál sería entonces su labor con el Ministerio de Educación?
Estamos intentando con el Ministerio de Educación, porque tiene un empeño bastante considerable en que esto pase a las aulas a través de la transformación del currículum y a través de la formación docente.
En las aulas reproducen lo que hay en la calle, a no ser que se intervenga y lo que sí está claro es que las escuelas, no enseñan igualdad de manera activa. Y enseñarla no es solo que en el curriculum aparezca una representación equilibrada de mujeres y hombres. Tenemos que saber que las mujeres han hecho muchas cosas valiosas por y para la Humanidad. No solo mujeres con nombres y apellidos, sino las mujeres como grupo social.
Por ejemplo, en una cultura que parte de la economía está en manos de las mujeres, parecería que las mujeres no aportamos a la economía nada, y estamos aportando los dos tercios de las economías familiares en todo el mundo. Son datos de la ONU. Me imagino que en República Dominicana más, porque ustedes tienen muchas mujeres jefas de hogar y muchas mujeres que fueron a la emigración solas y están enviando muchas remesas para que pueda sostenerse su familia. Y, sin embargo, seguimos pensando que los varones son los proveedores económicos.
¿Cómo sería, con una asignatura o capacitación a los profesores y profesoras para que no transmitan ese modelo de superioridad?
Lo estamos haciendo a través del currículum, porque en otro tiempo, hará unos diez años, ya se redactó el currículum con un especie de foco, que enfocaba sobre la necesidad de no hacer discriminación en razón de sexo, pero esto hay que especificarlo y hay que ampliarlo, porque a cualquiera que usted le diga: "No hagas discriminación en razón de sexo", y no le hayas entrenado de alguna manera a hacerlo, lo va a hacer igual porque lo ha heredado así. De hecho, en el lenguaje lo que hacemos es repetir lo que aprendimos, no innovar hacia nuevas formas de tratar el mundo de lo humano de manera equitativa. Hemos pasado de lo que llamamos ejes transversales, o sea, de suponer que todas las materias iban a contener las enseñanzas de igualdad a programarlas de manera expresa. No sería una asignatura, sino que todas las asignaturas y todas las áreas de conocimiento, tendrían en sus motivos, en sus propósitos, tendrían específicamente que hay que conseguir la equidad y la igualdad entre los géneros.
Si usted interviene, debe intervenir haciendo que siempre haya grupo mixto en las clases, y el ojo de la profesora o profesor debe ir ligando que todo lo que ocurra en la escuela sea de equidad, porque si no, están aprendiendo ellos y ellas lo mismo, pero no para lo mismo.
Una vez terminada la escuela ¿cómo se expresa en la sociedad esa desigualdad aprendida en las aulas?
En la elección académica y profesional hay mucha separación por sexo y en los sectores de actividad laboral también. Hay sectores sumamente feminizados y otros sumamente masculinizados, donde parece que hombres y mujeres tienen un pequeño veto para entrar. No lo tienen. Teóricamente podrían entrar ¿Quién le impide a una muchacha, por ejemplo, estar en un taller de reparación de automóviles? Nada, pero de hecho no está, porque hay una serie de obstáculos que son los prejuicios, la inercia, cómo nos copiamos un modelo de otro. Entonces, la escuela es un lugar privilegiado para enseñar otras cosas. La igualdad, la equidad y la corresponsabilidad entre mujeres y hombres también lo tiene que enseñar la escuela.
http://diariolibre.com.do/dleducacion/2012/04/02/i330597_elena-simon-educacion-genero-formadora-feminista.html

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