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martes, 20 de marzo de 2012

Padres: El legado generacional

Martes, 20 de Marzo, 2012
Ocho padres debaten este 19 de marzo sobre una sociedad en cambio, con sus avances y sus retrocesos
DESEAN para sus hijos felicidad, seguridad y no retroceder en lo que tanto esfuerzo ha costado para garantizar la protección de derechos en salud, educación, en el acceso a un trabajo digno y en calidad democrática.
crianza de los hijos
El disfrute de la paternidad, satisfacciones y conflictos
Kepa Urra: Ha sido una vivencia de la paternidad muy corta porque, al poco tiempo de adoptar, nos separamos y me vi secuestrado por un régimen de visitas en un marco social donde la que la madre tiene mayor propiedad sobre los hijos. Lo poco que puedes disfrutar es muy gratificante porque la paternidad es algo muy satisfactorio. Yo siempre he organizado mi trabajo entorno a mi hija y aspiro a estar más tiempo con ella, tanto tiempo como su madre, razón por la que además reclamo la custodia compartida. Mis dificultades han sido principalmente legales. Mi hija, adoptada en China, fue muy deseada tras un "embarazo" de cinco años de espera, y quieres que la calidad de la relación sea mejor, que mantenga los vínculos con su nueva madre y su nuevo padre, luego en la adolescencia surgen problemas...
Jesús Oscoz: Los de mi generación hemos disfrutado mucho de la paternidad porque fuimos padres muy jóvenes, en los años setenta, y compaginamos el trabajo, la movida, el compromiso y la crianza de los hijos. Pegábamos carteles con los críos en la mochila, luchábamos por tener unos locales para la ikastola municipal... Por las mañanas llevabas a los niños a la guardería porque los dos miembros de la pareja trabajábamos. Tuve a mi primer hijo a los 25 años, en un momento de mucha energía. Todo se movía en ese momento, todo estaba por hacer. El movimiento sindical estaba a tope, la lucha por los derechos... Mis hijos vivieron mi despido de una empresa por ser sindicalista. Ellos son conscientes de que no se les ha regalado nada, que todo lo conseguido ha tenido una lucha detrás.
Iosu Castejón: Mi experiencia paternal se limita a apenas 19 meses pero la vivo con mucho goce. Mi trabajo como profesor interino (sustituciones, bajas...) me permite tener bastante tiempo libre. Mi mujer está en paro, por la mañana le llevamos a la guardería y por la tarde lo disfrutamos los dos. No hemos pensado en la crisis o en no tener una estabilidad laboral para tener hijos. Y tendremos más. Llevo seis años trabajando como profesor y, a mi entender, más del 90% de la educación de un niño o una niña está en su casa.
Jesús Oscoz: No sé hasta qué punto la implicación de los padres es la misma en la educación pública...
Jesús Mª Aranguren: El movimiento cooperativista trató de influir en el proyecto pedagógico de cada centro, eso ha cambiado....
Iosu Castejón: Las cosas no son mejores o peores, son diferentes. Hay de todo. Hubo una generación que vivió la posguerra y otra que está más atrapada en un mundo de tecnología o en la convivencia con el fenómeno de la inmigración, algo que antes era impensable. Hay que saber aprovechar lo positivo.
José Arias: Con 21 años tuve a mi primera hija y fui abuelo a los 38. En mi época, en Colombia, los hombres nos encargábamos de llevar el pan a casa y las madres se hacían cargo de los hijos. Procuré que mis hijos estudiaran bachillerato, a partir de ahí muchos jóvenes trabajaban durante el día y estudian por la noche, pero los míos empezaron a trabajar pronto. La relación con ellos ha sido mejor aquí porque trabajo de noche en el sector de limpieza y durante el día puedo estar con mi familia.
Jesús Oscoz: En los años sesenta y setenta independizarse de casa era un objetivo fundamental, el acceso a la libertad... De ahí que tampoco pusiéramos muchos impedimentos a los hijos cuando crecieron a la hora de salir por ahí... También les apuntamos a mil actividades: natación, fútbol, inglés... que aprendieran lo que nosotros no pudimos. Por otro lado, las relaciones entre los propios padres eran más intensas y tratábamos de socializar mucho a los niños.
Jesús Mª Aranguren: Tuvimos suerte de trabajar los dos de mañana y hemos disfrutado mucho de nuestros hijos. Es cierto que la de ellos es una generación que ha querido tener todo en poco tiempo. Por ejemplo, nosotros tardamos diez años en tener la casa montada... Ahora, consiguen el coche, la hipoteca, las vacaciones y, claro, luego no llega para coger a una chica para cuidar a los niños... Ejercemos algo de abuelos canguros. No mucho...
Antonio Maya: A mí, me gustaría estar trabajando, me sentiría más tranquilo también con mi hijo. No se trata solo de tiempo sino de ofrecerle seguridad y que te vea entero...
Claudio Alonso García: Mi hija de 22 años se ha tenido que marchar a Canarias con su hermano, que trabaja allí, y es muy duro saber que aquí no les puedes darle ninguna estabilidad. Yo y mi mujer nos conformamos con un plato de patatas para comer pero no es lo que queremos para ella. Vivimos gracias al apoyo de la pensión de viudedad de mi suegra para pagar la hipoteca. Yo tengo que esperar a que transcurra un año para solicitar la renta básica. Soy demasiado joven para jubilarme y demasiado viejo para trabajar, entonces, ¿de qué vivo?
Fernando Celestino Muñiz: Mi hijo es músico y tiene algún trabajo esporádico, y mi hija de 16 años se da cuenta perfectamente de lo que le falta. He vivido varias crisis y trabajos en precario, han visto a su padre con depresión y cómo le daban la patada en el culo en la empresa. Tengo un contrato de un año que acaba el 30 de abril y sin expectativas. Ni yo he disfrutado de mi paternidad ni ellos de su padre. Además, las condiciones que ofrece el Servicio Público de Empleo son ínfimas porque funcionan más como una y favorecen los trabajos mediocres.
¿mejor futuro?
Lo que ellos no tuvieron o quisieran dar a sus hijos
Jesús Mª Aranguren: Quiero para ellos un trabajo fijo, estable y una jubilación digna. Es lo que quiero para ellos. Y una mayor socialización, los hijos ahora viven de forma atomizada e individualista. Antes los fines de semana se compartían siempre en cuadrilla, entre las familias.
Kepa Urra: Más que lo económico, me gustaría que recuperasen valores. Nos sobra tecnología, vivimos muy deprisa y no disfrutamos de las relaciones personales, de lo que significa crecer como personas. Los chavales están muy atrapados por Internet, las redes sociales, la televisión...
Iosu Castejón: Hay también un mayor miedo a que los niños salgan a la calle, somos padres mucho más protectores. Es una libertad relativa.
Jesús Oscoz: Yo recuerdo que mi padre se levantaba a las cinco de la mañana y volvía a casa a las diez de la noche. No había relación de ningún tipo, mientras la madre cosía todo el día. A los hijos no se les hacía mucho caso porque el objetivo era darles de comer. De esa relación a la que yo he tenido con mis hijos ha habido muchos cambios. Para mí, mis hijos son unos privilegiados porque, además de la estrecha comunicación que hemos tenido, han podido estudiar, han tenido la suerte de aprobar unas oposiciones y de tener plaza como funcionarios en Educación. Sí que es verdad que la sociedad es menos solidaria. Antes era impensable que en un portal alguien tuviera problemas y no se supiera. Recuerdo cuando le hacía la compra a una señora mayor que vivía en el cuarto y no podía salir de casa. El consumo atroz y la obsesión por tener cosas es algo que no queremos para nuestros nietos, sí solidaridad.
Kepa Urra: Da la impresión de que no se puede cuestionar a un niño que haga una judiada ni reprenderles. Se les consiente sin obligaciones...
José Arias: En mi país yo he vivido un modelo social en el que hasta los 18 años el control sobre los hijos era total. La autoridad filial era indiscutible. Aquí, en cambio, un hijo se te puede enfrentar a los 14 años si discutes con él porque sale demasiado, incluso amenazarte. A mí me preocupa de las generaciones más jóvenes, como mis nietos, el tema del libertinaje. Hay mucha droga en los colegios, los chicos empiezan a fumar a edades muy tempranas; y todo debe llegar a su tiempo.
Jesús Oscoz: Hemos pasado al extremo contrario, a la falta de límites en la educación. Es el efecto péndulo.
Kepa Urra: Pero antes se respetaba al padre porque se le tenía miedo.
Antonio Maya: No veo un futuro sin un empleo. Cuando estás pensando en que tu hijo depende más de tus abuelos que de ti.
Claudio Alonso García: Muchos niños de hoy en día van a ser más analfabetos que nosotros porque no vamos a poderles pagar unos estudios, ni hay becas. Y van a vivir una convivencia que no es buena ni en la pareja ni en la familia porque no duermes pensando en que vas a tener una sorpresa en el buzón.
Fernando Celestino Muñiz: Quisiera que mis hijos se encontraran con más empleo público, más empleo protegido, más estabilidad y salarios dignos como derechos básicos.
la crisis y los valores
Incertidumbres y propuestas ante un nuevo modelo social
Jesús Oscoz: Antes teníamos un enemigo claro, no había dudas de que había que acabar con Franco. Y veíamos los resultados de nuestra lucha: subidas salariales en una empresa, un profesor de inglés para la ikastola, pelear por un convenio.
Jesús Mª Aranguren: Ahora se pelea poco y no para conseguir cosas sino para que no se quite lo ya conseguido. No vemos un futuro muy atractivo para nuestros nietos. ¿Qué les ofreces como horizonte que merezca la pena? Antes queríamos lograr una sociedad mejor y teníamos referentes: Suecia o la URSS, China en justicia social. Creo que falta sobre todo participación social, antes nos apoyábamos mucho en asociaciones de vecinos, ahora delegamos en políticos cada cuatro años.
Jesús Oscoz: Las nuevas generaciones ya son conscientes de que no van a mejorar muchas cosas e incluso que van a vivir peor que sus padres. La salud o la educación son ejemplos.
Kepa Urra: El capital se ha comido la ilusión. El modelo económico capitalista ha fracasado pero tampoco hay alternativas ni una masa crítica que lidere cambios reales, no hay un rearme ideológico. Delegamos las decisiones en una clase política que la verdad es de lo peor.
Jesús Mª Aranguren: Yo echo en falta que la gente joven y la gente mayor se revele más contra su situación. Por ejemplo, en el 15-M no se vio a mucha gente joven. Nosotros hemos luchado por un trabajo estable, no por despidos más fáciles, que es lo que ahora toca. Los jubilados creemos que por tener una buena pensión está todo solucionado, pero a veces se está apoyando a hijos desahuciados de sus pisos o que se han separado y vuelven a casa de los padres. Y en dependencia nos vienen carencias en la atención pública.
Jesús Oscoz: Hay un intento de desmontar la sociedad de bienestar, pero no se puede olvidar que las conquistas sociales y económicas son como la sokatira, en el momento que dejas de tiras, te empujan al otro lado.
Iosu Castejón: Hay un lenguaje político que va calando poco a poco en la sociedad, defendiendo esa idea de que el que tiene dinero se podrá pagar la salud y la educación. Nuestros hijos e incluso nosotros seguramente vamos a vivir como los americanos, portando seguros sanitarios. Como también tengo claro que van a trabajar en otros campos de investigación e innovación, con nuevas tecnologías y ámbitos de progreso en medicina y calidad de vida. El ordenador es un arma muy potente, el trabajo digitalizado. Confío también en que sea una sociedad más plural que la actual a la hora votar a sus representantes.
José Arias: Aquí en su país vivimos en una sociedad de auténtico bienestar. La sanidad en Colombia no existe y el que no tiene dinero se muere. Es impensable que te hagan una placa o un escáner en un hospital ante un problema... Y los colegios cuestan muchísimo. Me gustaría que mis nietos vivieran aquí, aunque yo pienso volver a los 60 años porque allí coticé en su momento.
Jesús Mª Aranguren: De seis años a esta parte la ideología neoliberal ha triunfado, la mano de obra barata apoyada en los países emergentes. Y eso ha desmantelado nuestro modelo productivo a escala global, y ha fomentado las desigualdades.
Kepa Urra: Y las grandes empresas tienen más poder que las instituciones políticas. Eso debe cambiar.
Iosu Castejón: Es tan pequeño que yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz y que disfrute, que tenga capacidad para decidir y oportunidades.
Antonio Maya: Si cobro 400 euros y pago 800 de hipoteca no puedo hablar de futuro. Esto va a estallar de algún modo, la gente terminará partiendo la cara a alguien. Tras el hambre viene la locura, los saqueos...
Claudio Alonso García: Toda persona tiene derecho a un trabajo digno. Todo por lo que hemos peleado padres y abuelos se tira por la borda con reformas laborales como la última del PP. Con Franco se vivía mejor que con muchos de los chorizos que hay ahora en los partidos y en los sindicatos que nos tienen desamparados. No queremos corrupción, sí que los políticos se bajen los sueldos.
Fernando Celestino Muñiz: Yo creo que si te quitan un piso tienes derecho a delinquir. El futuro es negro. A mi el banco me cobra 60 euros porque se queda la cuota cada mes al descubierto. Y a quien me roba tengo derecho a robarle. O repartimos la riqueza o repartimos la miseria. Y el INEM debería coordinarse con los ayuntamientos, tener un censo de parados, fomentar las empresas del pueblo y contratar a gente de cada municipio. Más jubilaciones a los 60-63 años, empleos protegidos a nivel local, por ejemplo recuperando naves para talleres como nidos de nuevas empresas.
http://www.noticiasdenavarra.com/2012/03/19/sociedad/navarra/padres-el-legado-generacional

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