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domingo, 11 de marzo de 2012

El recién nacido es moralmente irrelevante

Sábado, 10 de Marzo, 2012
Así consideran al recién nacido los teóricos y patrocinadores del control de la población,y que, por lo tanto, debería permitirse a los padres matarlo si lo estiman oportuno.
Y es que, según Julian Savulescu, responsable de la revista, el estudio no es en absoluto pionero, ya que nada se afirma en él que no haya sido sostenido por los conocidos Peter Singer, Michael Tooley y John Harris con anterioridad. Ciertamente es así, aunque el que Savulescu haya añadido que “quienes se oponen a estas ideas son fanáticos que van en contra de la sociedad liberal” no ha ayudado a calmar la polémica.
En su estudio “Aborto posnatal: ¿por qué debería vivir el bebé?” Alberto Giubilini y Francesca Minerva afirman que “el estatus moral de un infante es equivalente al de un feto en el sentido de que ambos carecen de aquellas características que hacen posible el derecho a la vida de los individuos”, puesto que, según argumentan, “tanto un feto como un recién nacido son ciertamente seres humanos y potencialmente personas, pero no personas en el sentido de poseedores del derecho moral a vivir”.
El discurso dominante
Pues ¿qué es lo que otorga “el derecho moral a vivir” a una persona? Según los filósofos del llamado “utilitarismo ético”, no existe un derecho a vivir previo, ya sea de origen biológico o moral; este derecho solo lo concede la autoconciencia. La mera pertenencia a la especie no es suficiente. Tooley o Singer reconocen abiertamente que el feto es humano, pero eso, en su opinión, no significa nada en sí mismo. Por eso, Singer ha declarado que “matar a un niño con discapacidad no es moralmente equivalente a matar a una persona; con frecuencia, no es malo en absoluto”.
Pero ¿quiénes sostienen y financian la difusión de este tipo de ideas? Y ¿para qué?
Quienes están detrás de tal filosofía son destacados multimillonarios al frente de algunas de las fundaciones mejor dotadas económicamente del mundo. Y el objetivo es el control de población, en el que están implicadas estas grandes fortunas que estiman que, para sus intereses, la cantidad de población existente en el planeta es excesiva. Promocionan la contracepción y el aborto por todo el mundo, introduciendo la primera para crear demanda del segundo.
Fue John Rockefeller III quien comprendió -en los años sesenta, gracias a Joan Dunlop- que las políticas de control de población debían basarse en la llamada “ampliación de derechos” de la mujer; la campaña internacional en favor de la planificación familiar no daba resultados. Fue pionero del discurso hoy dominante. La Fundación Rockefeller tiene influencia en numerosos Gobiernos de forma directa y en la mayoría de los occidentales de forma indirecta.
Ni al Estado ni al varón
Otro de los magnates al frente de estos programas es Ted Turner, creador de la CNN. Turner ha levantado la Fundación de las Naciones Unidas, a la que ha donado unos 1.000 millones de dólares -la tercera parte de su fortuna, según estimación de la revista Forbes- que ha convertido a la ONU en servil a sus designios. Desde 1990 viene promocionando los planes globales de control de la natalidad, financiando entidades centradas como Planned Parenthood -la gran multinacional del aborto- y otras centradas en la reducción de la natalidad entre las clases bajas.
George Soros ha donado 100 millones de dólares a Human Rights Watch para promocionar el aborto, un “derecho humano” que competería a la mujer embarazada y no al Estado ni al varón.
El estudio de Journal of Medical Ethics que ha hecho saltar este asunto, firmado por Alberto Giubilini y Francesca Minerva, está financiado por la Uehiro Foundation on Ethics and Education, desde 2003 inserta en la Universidad de Oxford, y con una amplia suerte de objetivos, entre los que se encuentran la Bioética y la Neuroética. Algunas empresas farmacéuticas financian el control de población, así como otras fundaciones como la Ford, Bill Gates y Packard, y Gobiernos como los de Estados Unidos, Japón, Suiza y Holanda.
Con Caras, nombres y apellidos
Ted Turner. Ha llamado a los Gobiernos a adoptar el modelo chino de la obligatoriedad de un solo hijo, alegando que es la única medida capaz de salvar el medio ambiente. Las autoridades chinas han justificado el aborto masivo al que someten a sus mujeres en los beneficios producidos por la mengua de emisiones de CO2.
Paul Ehrlich. Considera el crecimiento de la población como un cáncer que hay que sajar tomando “decisiones brutales y despiadadas; puede que el dolor sea intenso…”. Y amenaza: “A aquellos que dicen que el Gobierno no debe nunca inmiscuirse en asuntos tan privados como el número de hijos que una pareja produce puede que les espere una sorpresa desagradable”.
Bill McKibben. Resume el sentimiento que le embarga pensando en los cocodrilos devoradores de hombres: “Honorables representantes de los grandes y antiguos saurios que poblaron la Tierra, ojalá disfrutéis por muchos siglos entre los nenúfares de vuestras cacerías, benditos seáis ahora y siempre con un buen pedazo de carne humana aterrorizada en la boca como golosina”.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/recien-nacido-moralmente-irrelevante-20120308

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